El problema de las personas inconscientes, que sacan a sus mascotas para que hagan sus necesidades fisiológicas en cualquier calle o esquina, sin que tengan la precaución de llevar con qué recogerla, es muy común en la ciudad; pero que los saquen a los alrededores de un monumento histórico, como lo es el Castillo San Felipe, sí es el colmo del irrespeto y la falta de civismo.
En las imágenes se puede ver cómo un hombre, con una correa en la mano, espera pacientemente a que su perro termine lo que comenzó. ¿Hasta dónde vamos a llenar?
Colaboración de un Ciudadano Reportero que pidió la reserva de su nombre.
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