“Debate y reflexión sobre el pandillismo en Cartagena”... Una discusión en la dirección correcta

Cartagena de Indias

En una unidad de transporte interdepartamental de las llamadas “puerta a puerta”, procedente de Barranquilla por la carretera del mar, llegué a Cartagena, siendo el Barrio de Canapote y los sectores aledaños a la vía Perimetral, los primeros sitios de desembarque de algunos de los pasajeros del aludido colectivo. La tranquilidad de los extenuados y adormecidos pasajeros, entre los que me incluyo, se vio interrumpida abruptamente cuando un joven pasajero con una rara vestimenta, gorra terciada y zapatos tenis, da inicio a una explicación sobre unos personajes que de manera furtiva, van apareciendo y posicionándose de forma sigilosa en las esquinas a cada lado de la vía del recorrido y las razones de aquella actitud. Finalizando el monólogo, nos habla sobre su ex pasantía en las “pandillas” y su propia experiencia.

Como ex pandillero nos alerta acerca del peligro que estábamos corriendo en ese corto itinerario, por lo que nos sugirió a manera de súplica, que no fijáramos nuestra atención hacia afuera.

Días después de haber vivido ese episodio, el taxista que me hacía una carrera desde el Terminal de Pasajeros de Cartagena, al expresarle mi temor por la ruta que transitábamos (vía Olaya Herrera), también me corroboró la versión del ex pandillero y el peligro que representan las “pandillas” en Cartagena, especialmente las que co-habitan en los barrios aledaños a la vía Perimetral y el poco aprovechamiento vehicular de ese importante viaducto, dada la inseguridad reinante en esos sectores. Resultado de esas experiencias, el 20 de Julio de 2013, publiqué en mi Blog, un artículo titulado: “Las Pandillas”…¿Un problema de Resocialización e Inclusión?

Debo aclarar que, a pesar de que las Ciencias Sociales no es mi área de conocimiento, como docente universitario, (UDO-Venezuela), formador de jóvenes de distintos estratos sociales durante muchos años, he acumulado cierta experiencia y conocido un poco la idiosincrasia de individuos potencialmente vulnerables y susceptibles de incursionar en el mundo de la droga y de la delincuencia.

Por ello, en el precitado artículo, enfatizo que sumado a las muy buenas intenciones del ente público municipal, (entiéndase Alcaldías municipales y locales, Concejo Distrital de Cartagena y Secretarías de Servicios, responsables de los proyectos de ejecución, construcción y dotación de la infraestructura tales como: Vías, Colegios, Centros de Salud; Parques, centros deportivos y demás servicios necesarios para el fortalecimiento y consolidación de los distintos sectores o barrios que conforman la gran urbe municipal), se hace necesario que dichas ejecutorias estén acompañadas de verdaderas políticas públicas que brinden y satisfagan en cierto modo, la seguridad laboral y económica y fortalezca igualmente el entorno psico-social humano y le brinde a las familias y especialmente a los adolescentes y jóvenes, alternativas y oportunidades para su crecimiento personal en principios y valores y por ende facilite su movilidad dentro de la escala social.

Hoy veo con gran satisfacción que, coincidiendo con mis apreciaciones y opiniones sobre el problema de las “Pandillas” en Cartagena, la Dirección de Investigaciones de la Universidad de San Buenaventura, bajo la Coordinación del Dr. Carlos Mario Parea, abordó el tema en el taller: “Debate y Reflexiones sobre el Pandillismo en Cartagena”, cuyos resultados tienen pertinencia para la solución de esta calamidad social pública.

En este sentido, los entes del gobierno municipal conjuntamente con las Universidades públicas y privadas, éstas últimas a través de la docencia, la investigación y la extensión, con la participación de instituciones educativas de otro nivel (Colegios, Sena, instituciones Deportivas y Culturales) y el sector productivo, sin olvidar a las instituciones de prevención del delito (Policía y órganos judiciales), deberían en una alianza estratégica, constituir el verdadero muro de contención y trazar la dirección correcta para la concreción de acciones para el tratamiento eficaz de esta enfermedad social que tanto daño ocasiona a las comunidades…¡manos a la obra!