Enfrentamiento entre la Policia y la comunidad de Sahagun por el decomiso de un muñeco

A PROPOSITO DE UN MUÑECO DE TRAPO
Por: Jorge E Ortega Montes

El pasado mes de Diciembre estuve en Sahagún con la ocasión de las festividades de navidad y año nuevo. Entrando por la calle que conduce al cementerio, como lo hago de costumbre cada vez que voy allá, a una cuadra de distancia del sitio por donde debía doblar para llegar a la morada materna, divisé a un “policía” parado en la esquina con el brazo en alto indicando la señal de PARE. Con cautela procedí a disminuir la velocidad del vehículo en que iba y lentamente me disponía a responder los esperados requerimientos que se piden en estos casos.
Si

n embargo, a medida que me aproximaba no sabía si detenerme o continuar. En los alrededores próximos al sitio, frente a la puerta del cementerio, en un rancho de palma sin puertas ni paredes, un grupo de muchachos departían y con notable picardía observaban mi asombrosa curiosidad ( supongo ahora que allí solían reunirse para disfrutar con los transeúntes desprevenidos el fruto de su jocosa creatividad). Esta situación me ayudó a resolver la incertidumbre. De inmediato, todas las personas que íbamos en el vehículo al unísono dijimos: ¡Qué muñeco tan bacano! ¡No parece diseñado para simbolizar el año viejo.
Una observación detenida nos permitió constatar la buena confección y calidad del uniforme Policial que portaba; su limpieza y elegancia eran impecables, tal como lo exigen los cánones del servicio y la institución que representa. Esta especial característica fue quizás el factor que mayormente influyó en nuestra confusión inicial y que ciertamente le daban un toque de honor y dignidad al personaje. La ausencia de un nombre o título alusivo sobre el mismo, nos hizo pensar que, más que una broma, de lo que se trataba era de la implementación de un proyecto innovador en materia de control vehicular en el sector; ¡qué buena iniciativa y creatividad tienen mis paisanos!, le comenté con orgullo a mis acompañantes. ¡ Es una buena idea digna de tomarse como ejemplo, en vez de construir los llamados “policías acostados” lo que se debería es apelar a la participación y creatividad ciudadana, como en este caso, dijo otro.
Afortunadamente parece que así lo concibieron y acertadamente interpretaron los organizadores y jurados de este concurso en Sahagún, más no las autoridades encargadas de apoyarlo y fomentarlos, pues, de acuerdo con los lamentables sucesos que que se narran en El Universal del día 4 de Enero de 2011, tal parece que éstas no entienden este tipo de manifestación cultural y, lo peor, con su intolerancia y atropello, no sólo desconocieron uno de los derechos fundamentales, como es la libertad de expresión, que ellas están obligadas constitucionalmente en proteger, sino que también ponen en entredicho la reconocida buena imagen de “ciudad Cultural” que este pueblo tiene en el contexto nacional.
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