Históricamente, Cartagena y muchas ciudades de la costa, vienen siendo laceradas en su cultura, en sus costumbres, por agentes externos que simplemente no les parece cómo somos, cómo nos divertimos, cómo hablamos, cómo sentimos o cómo vemos la vida. Es muy factible que un día cualquiera a los paisas o a los cachacos se les dé por decir que las murallas se verían mejor estucadas y así se haría.