Me dirijo a ustedes, de manera atenta, para manifestarles mi inconformidad con lo que sucede en su amada ciudad Cartagena. Para todas y todos es conocido el bueno nombre de Cartagena en el escenario internacional como en el local, es motivo de orgullo para los cartageneros y cartageneras vivir en una ciudad donde el tiempo no pasa, donde Gabriel García Márquez, nuestro amado Nobel se inspiró para escribir tan bellas palabras, no obstante en un ataque de altas dosis de realidad me pregunto ¿Los habitantes de Cartagena son verdaderamente conscientes de las condiciones en las que viven? Y de conformidad con lo que voy a explicar en las próximas líneas quisiera que me respondiera alguien ¿Cómo es que se puede sentir orgullo de algo y al mismo tiempo vergüenza?
Quisiera que me explicaran porque a lo mejor soy muy ignorante, pero ¿Será que las gestas gloriosas de independencia han dejado huella en el imaginario colectivo de los habitantes de esta ciudad? O ¿Es solamente algo que repetimos diariamente cuando le explicamos a nuestros amigos turistas la historia de tan famosa ciudad?
Y es que aunque parezca fuera de contexto vale la pena mencionar que Cartagena es un fascinante laboratorio para cuanto economista, antropólogo, politólogo o estudioso del comportamiento humano, ya que Cartagena es una ciudad con alta población flotante debido a su ubicación geográfica, su calidad de Distrito Turístico y Cultural, es un puerto marítimo, sus playas, sus murallas; lo cual deja cifras importantes por concepto de la industria del turismo es una ciudad, empero, ¿Cuánto de esos recursos se destina para el mantenimiento de la ciudad?
Pregunto nuevamente, ¿Ese dinero lo perciben los habitantes de los barrios cuya estratificación social no les da para tener un buen sistema de drenaje de aguas residuales?, barrios en donde por cierto las compañías de recolección de basura incumplen sus obligaciones contractuales y esto puntualmente se ve a lo largo de la Avenida Pedro de Heredia, luego ¿Será que la zona comercial de La Castellana, el sector de Los Alpes, las estaciones de gasolina conocidas como Bomba del Amparo no hacen parte del recorrido de las compañías de recolección de basuras? ¿Quizá es que no pagan lo suficiente para que les realicen limpieza de sus calles?
Ahora bien, retomemos el tema, me pregunto de manera permanente ¿Será que los habitantes de Cartagena consideran que pagar las tarifas de energía, de agua, de gas, y demás servicios públicos no da lugar para un ejercicio de control ciudadano fuerte, con veedurías permanentes, en donde figure de manera detallada la forma cómo se destinan los recursos captados por la prestación de dichos servicios que de paso dígase debería ser idónea? Y esa pregunta también se puede efectuar en relación con los impuestos de rodamiento, impuesto predial, y de más impuestos destinados a mantenimiento de la ciudad, ¿Dónde están las obras de mantenimiento de las calles? ¿Dónde está el Transcaribe? ¿Dónde están los buses del Transcaribe que llegaron hace más de cinco años?
Siguiendo en esa tónica de preguntas que a lo mejor a más de un lector ya habrá aburrido, pero es necesario despertar para percatarnos de cómo no están robando, me pregunto ¿Será que los habitantes de los barrios aledaños a la plaza o mercado público de Bazurto consideran que son ciudadanos de menor categoría y por lo tanto no pueden quejarse por los olores que a diario deben soportar y que deben generarles problemas de salud, como resultado del pésimo acueducto y alcantarillado con el que cuentan?.
De antemano, entiendo que mis preguntas puedan resultar extrañas para los habitantes de dicha ciudad quienes jamás hayan tenido que soportar un trancón en la Avenida Pedro de Heredia derivados de la ausencia de autoridad y obviamente institucionalidad que se encargue de dirigir el tráfico e impedir que los conductores hagan de las suyas, sin importar qué tipo de vehículo manejen, y es que a ver, para nadie es un secreto que el gremio de los transportadores es en términos de una conocida canción “un monstruo grande y pisa fuerte” pero ¿es que acaso ese gremio no es igual o más fuerte en el resto de las ciudades del país? Ergo, una institucionalidad fuerte, con un fuerte control por parte de la ciudadanía, ¿no podría exigirles a los taxistas verbigracia que apliquen las tarifas establecidas en los decretos que emite la Alcaldía? Y aún más arriesgado, ¿emitir multas por las infracciones al Código Nacional de Tránsito?
Una vez me pregunto, ¿Será que los habitantes de Cartagena consideran que no tienen derechos por el hecho de ser ciudadanos y contribuir de manera permanente al sostenimiento financiero, social, culturar, etc, de esta ciudad?
Discúlpenme la vehemencia con la que escribo, pero es que realmente no entiendo cómo es que en una ciudad tan famosa, tan turística, tan cosmopolita los habitantes no entiendan las dos dimensiones de los derechos, demandarlos y respetarlos.
Para finalizar como estamos en época electoral, no está de más decirles que aquellos que conocemos Cartagena y sus dinámicas “democráticas” (aunque confieso que no soy una férrea defensora de democracia desde que conocí su verdadera definición de gobierno del populacho) sabemos que el día de las elecciones los ciudadanos aptos para votar por regla general no se van a detener a pensar en las siguientes cosas:
1. Está claro que no van a pensar en lo caótico del tráfico al momento de decidir y votar por su candidato o candidata – y es que uno fácilmente se puede gastar una hora del Centro hasta La Castellana por la cantidad de motos y buses peleando por un pasajero en la mitad de la calle y si llueve, mejor ni le digo, ahí sí que encomiéndese en lo que sea que crea, y prepárese para escuchar hablar al resto de los pasajeros del medio de transporte en que se movilice acerca del caos de la ciudad, de cómo su primo hermano está en Bogotá, Medellín, Calí o Canadá y que eso allá no pasa, que es falta de civismo, falta de compromiso, que tenaz lo que se vive en Cartagena, que no hay vías, que el calor está insoportable, etc, -
2. Tampoco van a pensar en que las calles están asquerosamente sucias y que por la propaganda política dicha contaminación se ha exacerbado, la contaminación visual que padecemos actualmente tiene proporciones de contienda electoral presidencial, no… es que no me quiero imaginar cómo serán las elecciones para Presidente y Congreso, tocará salir con bolsa de basura y botas pantaneras para poder caminar por los andenes.
3. Menos van a pensar en que el ejercicio del derecho al sufragio le quita rubros a programas culturales, al aire libre, gratis, de los que carece Cartagena, porque votar es bien costoso, aunque para otros sea más rentable que garantizar el derecho a la salud o la educación y, en la medida en que elijan malos gobernantes, con investigaciones en la Procuraduría o con amigos políticos cuya reputación sea dudosa, la probabilidad de que dejen inconcluso el mandato aumenta y contribuye al gasto innecesario de recursos y a nuestra fiel compañera de campañas electorales, la corrupción.
4. Y eso sí que ni de riesgos van a pensar que por votar por el amigo del primo político – abogado, que le ofreció un puestico si resultaba electo, o le dio para los “dulces” es que la ciudad va a seguir como está y que si esto fuera una verdadera democracia participativa, el día de las elecciones estaría votando por aquel o aquella que más que garantizar que no va a robar o que tiene experiencia para gobernar, va a contribuir para incentivar el sentido de pertenencia, la participación ciudadana, las veedurías y erradicar más allá que la pobreza, erradique nuestro problema mayor, LA INDIFERENCIA.
Gracias
Comentarios
2013-07-21
7:04 AM
Muy bueno el artículo y buena redacción, si hubiese sido candidata hasta habría votado por usted; con respecto a los ciudadanos del sector de Bazurto y de los sectores menos favorecidos de la ciudad uno observa que son personas a las que pareciera no dolerles nada, por que ellas mismas se encargan de vivir en su propia "inmundicia" a cambio de un "misero" subsidio; la triste realidad es que a Cartagena le hace falta cultura ciudadana, actitud que le sobra a Bogotá, Medellín, Cali y hasta a Canada.
2013-07-18
10:34 PM
We are responsible for our own actions so we can't blame anybody but ourselves if our environment is now taking its toll and helping us learn of our shortcomings. - Reputation